En Blanes no dejes de ver el jardín botánico MariMurtra. Es privado, o sea, hay que pagar entrada. Pero si lo tuyo es el verde, el mar, los arbustos floridos, las plantas aromáticas,…, te resultará barato el capricho.
Empieza la Costa Brava, eso significa el fin de las playas mediterráneas interminables que se puede caminar con los pies en el agua. Toca caminar subiendo y bajando repechos. También en Blanes acaba el tren de la costa catalana, ese tren que va casi mordiendo arena y que tantos regresos fatigados a punto de origen facilita. Habrá que estudiar las compañías de buses locales, sus recorridos y los horarios según días laborales y según temporada alta o baja. Y si algún regreso se complica, queda el recurso de pillar taxi, que aún nos mantiene en el servicio público.